¿La tontería está de moda?

No es la primera vez que me pasa: estar en clase y sentir las irremediables ganas de darle al que habla un coscorrón con la carpeta. Normalmente ya resulta bastante molesto el hecho de que hablen por hablar, sin sentido, sin que primero las palabras pasen por la mente antes que por la boca.

Es extraño que por mucho que nos esforcemos (algunos) en aprender, en mirar, en escuchar, en comprender al prójimo, siempre hay alguien que contrariamente abre la boca para soltar alguna sandez y hacer bajar el coeficiente intelectual de media universidad. Sin ir más allá con preguntas tan elocuentes como: ¿El burca se considera violencia de genero? O ¿si sacamos un cuatro en el examen, podemos aprobar?

Lo curioso del caso es que este tipo de cuestiones las suelen hacer personas con un patrón conceptual y de comportamiento ya establecido. Con ello me refiero por ejemplo, a personas con una psicología egocéntrica y muchas veces superficial. Ustedes pueden pensar que me estoy refiriendo a “alguien” en concreto, pero corregirán esa duda en cuanto les explique el porqué.

Tal suposición psicológica refiere en el hecho que este tipo de preguntas (digamos-le preguntas patrón) son referidas por una muy vaga escucha de la persona las realiza. Esto es por ejemplo, que la persona como tal se tiene un superfluo concepto de sí misma, en otras palabras, lo hace para llamar la atención. No obstante, este echo de la possiblidad de pensar que la falta de autoestima tiene algo que ver. O que las personas que las relalizan són “genios”

Tal como dice Sherlock Holmes, el genio necesita ser escuchado y aplaudido, sino se muere. Y esa falta de atención es la que hace que cometa locuras.

H.Lana

  

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