Reseña: ‘La bolsa o la vida’, de Catharina Ingelman-Sundberg

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la bolsa o la vidaSiempre he pensado que estar en la tercera edad y que te metan en una residencia de ancianos es firmar una sentencia de muerte con antelación. Para mí, las residencias son uno de los peores sitios que ha creado esta sociedad mercantilista para que los mayores no se mueran por viejos sino de tristeza y pena.

En cierto modo, sobre estas trece va el libro. Cinco ancianos –tres mujeres y dos hombres- que cantan en un coro están hasta las narices del trato recibido en la residencia: les dan de comer comida plastificada, les han retirado los bollitos y las galletas, tienen que pagar por el café de máquina, no pueden salir cuándo quieren, les dicen cuándo ir a dormir y cuándo levantarse, y para colmo, les han quitado los ornamentos y las guirnaldas del árbol de navidad, con su estrellita y todo. Todo ello con el pretexto de ahorrar y que la dirección de la residencia de El Diamante S.A. sea más rica. Teniendo en cuenta que la única enfermera con mala leche que hay  -también han recortado en personal- es la amante del director, la cosa no podía ponerse más fea. Seguro que en la cárcel se vive mejor.

Para ello, los cinco octogenarios deciden ponerse manos a la obra y deciden tramar un golpe, un golpe ideal para que los metan directamente entre rejas, que ahí, han visto en las películas y leído en los libros, que seguro que los tratan mejor. El plan es sencillo: lo primero es fugarse de la residencia. Lo segundo, establecer una base de operaciones en un hotel de lujo. Y lo tercero: coger sus caminadores y robar un Monet y un Renoir, para después pedir un rescate. La Liga de los jubilados –así se hacen llamar- ya está a punto para actuar. Una Liga compleja, con lo mejor de lo mejor: un ex marinero llamado Rastrillo –le gustan las plantas- especializado en cánnabis y marihuana, un ex ingeniero de sobrenombre Lumbreras especializado en inventos raros y en abrir cerraduras de todo tipo, una ex banquera de nombre  Anna-Greta, una fanática del chocolate suizo con propensión a los desmayos llamada Stina, y la peligrosa cabecilla de la banda, experta en tricotar, Martha. Y sí, los cinco llevan de cabeza a la policía y a la mafia yugoslava. Y les importa un pito.

Narrado desde el punto de vista omnisciente, el libro es una surrealista mezcla entre I a sobre…la Paulette (traducido al castellano como A mal tiempo, mejor cara, de Barbara Constantine), Atrápame si puedes y Ocean’s Eleven, que acaba derivando en una carrera de coches tipo Fast and Furious, con muchos millones de por medio, y con unos personajes a los que se les acaba cogiendo cariño. 

Supongo que la idea original le vino a la autora por esta sociedad que pone precio a las personas y que cuándo uno pasa los setenta deja de ser útil, y por lo tanto, prescindible. Los mayores también pueden. Si bien es cierto que no conservan la energía de un tipo de 20, más sabe el diablo por viejo que por diablo. Mítica la escena de la sauna con el cánnabis, que los deja a todos atolondrados. Esto y los despistes de la policía, que los ponen, como de costumbre en estos casos, de tontos para arriba.
Aunque puede que la inspiración esté basada en un caso real. El 10 de junio de 2005 nos llegaba a España la noticia con un título que reza ‘La banda de los abuelos atracadores acaba entre rejas’, según La voz de Galicia. Y con el consiguiente subtítulo ‘La justicia alemana condena a la cárcel a tres ancianos entre 64 y 74 años que robaron catorce bancos con un botín de más de un millón de euros’. Se ve que La banda de los abuelos atracadores de bancos, como les llaman en Alemania –el mismo país donde ocurre la acción de la novela- trajo de cabeza durante 16 años a la policía. Siguiendo con la noticia se especifica que ‘el más anciano se justificó diciendo que tenía miedo de que le enviaran a un asilo porque había pasado 40 años en prisión y no cobraba ninguna pensión’, más o menos como en el libro. Si es que la ficción supera a la realidad.

Sobre la autora, decir que Ingelman-Sundberg (1948) es de profesión periodista. En 1991 fue galardonada con el un premio por sus esfuerzos arqueológicos. También ganó, en 1999, el prestigioso premio Lars Widding como mejor escritora sueca de novela histórica y historia popular.  A parte de periodista ha estudiado historia, historia del arte, arqueología y etnología, y en la actualidad se dedica a la escritura. Tiene publicados 18 libros, dos ya traducidos en España. El segundo publicado en nuestro país lleva por título La banda de los jubilados que cantó dos veces bingo

Es un buen libro para leer y un tanto más para echarse unas risas, y no por vanal ha sido best seller con más de un millón de ejemplares vendidos en desde 2012, año de su primera publicación. Las casi 500 páginas del libro se hacen amenas y la autora –especializada en literatura vikinga, por cierto- hace sentir al lector como parte de la banda de estos astutos delincuentes que tienen a Robin Hood y a las novelas policíacas como símbolos de profunda admiración.

4/5
★★★★

 
Fuente
web oficial: http://catharinaingelman-sundberg.com/
Imagen: casadellibro.com
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