Reseña: ‘La tumba de Hércules’, Andy McDermott

 

Este libro es como ver una peli de James Bond novelada. De hecho, no leía un thriller tan bueno desde la serie Fargo de Clive Cussler. También tiene algo de Indiana Jones, pero su narrativa explosiva sin respiro hace que se asemeje más a un caso del agente británico del MI6.

McDermott, que es periodista -¿porqué todos los periodistas acabamos escribiendo libros?- y editor de revistas, polifacético diseñador gráfico, además de  crítico de videojuegos,  ha encontrado la balanza narrativa perfecta entre acción, aventuras, y humor gracias a su pareja protagonista. El libro introduce al lector sobre el armamento militar y los nuevos tipos de armas. Las escenas de acción son el punto fuerte, que más que narradas parece que las vea en una pantalla gigante de inmersión con sonido Dolby Sorround Athmosphere y efectos digitales FVX. Cada capítulo está en medio de batallas, leñazos, puñetazos, persecuciones en todos los transportes que una se pueda imaginar: taxis, lanchas, hidroaviones, metro, buses, tanques, teleféricos y cables de alta tensión, aunque no sé yo si esto último estaría dentro del rango. Incluso a pocas páginas del final, cuándo una piensa que la cosa ya está tranquila, McDermott asalta al lector con una escena de acción protagonizada por una moledora de café. Ahí ya me quedé perpleja.

Es un libro que no deja respirar y altamente adictivo. Aunque sean los personajes principales los que vivían la acción a esta humilde servidora le pareció que sin saber cómo, formaba parte de todo ese berenjenal conspirativo y que era yo la que estaba ahí repartiendo estopa. Aunque detesto la violencia, hasta acompaño a las moscas a la salida cuando de meten en casa y siento amor inefable por todo lo que me rodea. Pues sí, absorbe hasta las trancas, la novela. Yo aviso para que después no me echéis los perros por vuestras ojeras, falta de sueño, factura desorbitada de la luz y desazón en general, que después todo se sabe y que quede clarinete que quién avisa no es traidor. El récord final con el libo fue de 8 horas de lectura intensa. Si a las escenas esas le añades unos diálogos ingeniosos y socarrones , tienes el cóctel perfecto para una buena lectura.

He de reconocer que me toca bastante los ovarios cuándo veo que la mayoría de blogs que se dedican a comentar libros lo hacen de juvenil, erótica o romántica. Los géneros literarios están todavía muy estigmatizados en función del sexo y que los que nos dedicamos a escribir deberíamos ser los primeros en cambiar ese patrón. Como ya he comentado en otras críticas, hay géneros literarios por los cuales ni me molesto a pasar, por varias razones: la primera de ellas su mala redacción, la segunda, el argumento sin sentido, la tercera la previsibilidad y la cuarta la implicación sexista. Como en todo, hay algunos salvables, y otros que no sé ni para qué se publican. Hace unos meses una compi comentaba que la habían mirado raro en el metro por ir leyendo Macbeth, de William Shakespeare. Supongo que hay aneuronales que se sorprenden de que a las mujeres nos gusten este tipo de lecturas. Los mismos que también se sorprenden que una mujer lea, conduzca, trabaje y vote. Parece mentira que haya semejantes especímenes, pero haberlos hayos y como lo que flota normalmente es la mierda, pues así vamos.

Yo soy de las que se leen hasta los folletos del dentista, y de las que disfrutan más con un buen thriller, con una novela negra o con una humorística. Y otros géneros con los que me entra utricaria, literalmente. M. y  F. se parten de risa cuándo me pongo a rascarme como una loca al ver a alguien leyendo ‘50 defecaciones de Grey’. Esté dónde esté.

Pero a lo que sigo: la historia explica como Nina Wilde, arqueóloga, ha encontrado en los textos de Hemócrates la pista para llegar a la tumba de Hércules. Ella y Eddie Chase, su pareja, guardaespaldas y ex agente de las Fuerzas Especiales británicas, se ponen a ello y descubren que hay alguien más que también la quiere: el multimillonario Richard Yuen Xuan, que hará lo que sea por conseguirlo primero. A partir de ahí comienza una carrera a contrarreloj para Wilde y Chase en la que deberán deshacerse de los personajes más bestiajos y crueles si quieren salvar la piel.

He de decir que el primer capítulo me pareció un poco bestia y pensé en abandonar el libro. Pero lo seguí más por aburrimiento que por otra cosa y estoy contenta con la decisión. Supongo que el malo malísimo , tiene que ser eso, malo malísimo, cruel, despiadado, desgraciado y sanguinario. Pero en esta novela nada es lo que parece. Aunque a mi cierto personaje me olía a chamusquina desde el capítulo 3. Que no es por fardar, pero en esto soy buena. Muy buena. Que para algo adiviné la resolución de Broadchurch a tres capítulos del final. Y sí, fardo de ello ¿porqué no?

Como no puedo decir más para no destripar nada (es un thriller, si fuese otro género sería otro cantar) puesto que en el libro todo está muy bien ligado y conectado, así que mejor no digo nada. Para ello habréis de adentraros valientemente en el mundo de McDermott. Eso sí, aseguraos de no perderos en él.

Nota: este libro es el segundo de la saga Wilde y Chase compuesta por los títulos En busca de la Atlántida (2008), La tumba de Hércules (2008), El secreto de Excálibur (2008), La pirámide de Osiris (2014) y The Vahalla Prophecy (2014), este último todavía no traducido al español.

4/5

★★★★★

Imágenes: casadellibro.com, arte.laguia200.com, ceutaturística.com

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