Póster |
Pues nada.
El director es Nick Hamm (tiene un BAFTA por el corto ‘The Harmfulness of Tobacco’) y del guión se ha encargado Colin Bateman (el señor que ha hecho los diálogos de ‘Driven’, que se va a estrenar este año. No es que la peli en si me importe, pero sale Lee Pace –el Rey Elfo de ‘El Hobbit’- y eso es un plus). Si ustedes no conocen ni al director, ni al guionista, no se preocupen, que están como servidora: procesándolo.
Venga, agárrense que esto va ser una clase de historia contemporánea en formato mini. ¡Oído al parche!
Basada en una historia real. En 2006 Irlanda del Norte estaba negociando la paz. El líder del Sinn Féin –partido nacionalista Irlandés- y ex operativo del IRA, Martin McGuinness (al que da vida el actor Colm Meaney); y el líder del Partido Unionista Democrático del Ulster, Ian Paisley (interpretado por Timothy Spall), los dos declarados enemigos políticos, se ven obligados a compartir el mismo coche hacia Edimburgo. Durante el viaje, establecieron un acuerdo de paz que pondría el punto y final a 40 años de terror y violencia: ambos aceptaron compartir gobierno dando por concluido ‘El Conflicto’. El film intenta reproducir y comprender cómo se produjo este acuerdo.
Estamos en el borde de algo que el resto del mundo aplaudirá, pero nuestra propia gente va a odiar.Pasa enteramente dentro de un coche –casi toda- y en ese aspecto recuerda a ‘Taxi Therán’ -leer crítica-. Lo maravilloso de este tipo de cine de autor es que se muestra el agobio de las situaciones tensas que suceden en sitios cerrados (otro ejemplo, es la ‘Habitación de Fermat’ o ‘Agust: Osage Country’ –leer crítica-). En este caso, no solo van a aprender de historia, sino cómo funciona la política. Vamos, que a parte de estar basada en una historia real, van a salir de la sala de cine con conocimiento de cómo nos mangonean al populacho.
Lo bueno de esta película es que varía en función de la actuación de los dos protagonistas, que son los que básicamente salen en las casi dos horas de film, en un espacio reducido –coche-, que a su vez, produce un efecto claustrofóbico y de tensión. Spall (a los que los fans de Harry Potter reconocerán por interpretar a Peter Pettigrew) y Meaney (al que próximamente veremos en el biopic ‘Tolkien’) son dos monstruos actorales por los que vale la pena pagar una entrada de cine. Lo que no es moco de pavo, tal y como están los precios hoy en día.
De la fotografía se ha encargado Greg Gardiner (‘Men in Black II’ (2002), ‘La montaña embrujada’ (2009)), y es probable que al espectador se le caiga la baba con las preciosas panorámicas de Irlanda del Norte, entre las que se encuentran Belfast, Ballboley Forest, Condado de Down, Larne y Portavogie Harbour.
Si me preguntan (sé que no lo harán, pero yo lo subrayo igual), les diré que no tengo ni puñetera idea sobre la historia de Irlanda del Norte. Lo único que sé es que tuvieron un grupo terrorista llamado IRA que quería la independencia, que no querían formar parte de Reino Unido. Aquí en España tuvimos a ETA, que quería la independencia del País Vasco. Este es un asunto lo suficientemente complejo (el nacionalismo siempre lo es, pues no apela a la razón sino a los sentimientos) como para ponerme a hablar aquí a la ligera sobre ello –más abajo lo detallo-. Lo que sí que sé es que sé lo suficiente sobre películas para decirles que las dos actuaciones brillantes lo valen. Valen que dediquen tiempo de su vida a verla.
Ian Paisley : [Presentación de McGuinness a su conductor] Y este es Martin McGuinness, ex jefe de personal del Ejército Republicano Irlandés.Lo maravilloso del tema es que lo controvertido siempre genera mal rollo. Y esta peli lo es. Está hecha desde el respeto (sobretodo a las víctimas del IRA). No solo el guión está bien escrito, sino que los parajes, el silencio (no hay que olvidar que el silencio y el lenguaje corporal también son una respuesta) . Pese a que el tema es serio, se las han apañado para hacerla menos tensa al incluir unas líneas de diálogo humorísticas. Que esta producción y sus conversaciones pueden ser imaginadas, pues sí, pero eso no le quita mérito, sino que se lo suma, porqué denota un profundo conocimiento y documentación social, política, nacional e histórica sobre los hechos acontecidos en esa época. Para especular sobre un tema se debe saber sobre él. Al igual que para hacer humor.
Martin McGuinness : Supuestamente.
Martin McGuinness (Colm Meaney) e Ian Paisley (Timothy Spall) |
La intensidad del momento ocupa toda la duración del film.
Imagínense por un lado a un señor unionista, ministro evangélico anticatólico
(Paisley, al que da vida Timothy Spall) y por otro lado, a un señor que
‘supuestamente’ fue ex líder del grupo armado IRA y que ahora dirige el partido
republicano Irlandés (McGinness, interpretado por Colm Meaney). Son uno el
extremo del otro. El uno condena la violencia del IRA y por eso no quiere pactar
y el otro, odia el rígido protestantismo evangélico. Pues esos dos señores
metidos en un cuatro ruedas, sin conocerse de nada. Ambos tratando de sobrevivir
su petulancia con tal de firmar la paz. Que alguien les lleve un extintor, que
algo se va a quemar.
A partir de ahí se desencadena un partido de ping pong, que deriva en uno de tenis, para finalmente terminar en un partido de pelota vasca. Vamos, que es un toma y daca de pullas dialécticas e ingenio. Una lucha verbal, un debate en el que ninguno de los dos tiene la razón y ni el uno ni el otro (Paisley, sobre todo) quiere dar su brazo a torcer.
Martin McGuinness : No me disculpo por nada.Cabe decir que Paisley es todo un personaje, y también el más teatral. Éste quiere asistir al 50 aniversario de su boda –de ahí que se meta en el coche-, es un firme creyente, y según nos sueltan, no pisa un cine desde 1953. Si esto sucede en 2006, eso quiere decir que el hombre hace 53 añazos que no pisa una sala. Las ideas de este personaje son cerradas en sí mismas. McGuinness, el otro líder político, –el del asiento de al lado, vamos-, en su empeño de encontrar una idea y terreno común para acabar con la violencia, intentará llegar a un ponto de inflexión compartido después de años de destrucción y estancamiento.
Ian Paisley : Eso es un verdadero político. Nunca pidas disculpas.
Si algo destaca de esta película es que es pequeña pero matona, pero elegante a más no poder. Es muy pero que muy difícil hacer un producto audiovisual de casi dos horas que esté basado exclusivamente en diálogos. Hay quien se queja que no tiene acción. A ver, que esto no es ‘Fast and Furious’. Esto es una peli de autor pequeñita, con un magnífico guión que no solo nos descubre como se actúa en política, sino parte de la historia poco conocida (de aquí la información que nos llega es mínima) de unos años sangrientos y su resolución. El peso recae sobre estos dos actores, y de hecho no hace falta nada más. El montaje, la composición fotográfica, lo dicen todo. No me cansaré de repetir que la base para una buena película es un buen guión. Y esta la tiene. Y sí, tiene un punto teatral. Es lo que tiene actuar: se hace teatro pero mediante cámaras. De verdad que yo no sé qué narcisos se toman los críticos para decir tantas futesas en tres frases.
Dos pedazo actores como la copa de un pino. |
Vuelvo al trapo.
Para entender lo que se juegan ambos políticos hay que hacer un poco de memoria histórica (¿qué es eso? ¿Se come?). Atentos.
Irlanda del Norte es una nación que pertenece al Reino Unido, y está situada en Irlanda. Más o menos es como si yo qué sé, París, no fuese de Francia sino de Luxemburgo. En 1921 el parlamento de Reino unido tuvo la brillante idea de partir Irlanda en dos: la del Sur y la del Norte. La cosa es que en 1922 el sur de Irlanda proclamó el Estado Libre Irlandés (en el 1949, pasó a llamarse República de Irlanda) y los del norte dijeron que ellos preferían quedarse con los británicos. Ya la tenemos liada. Cabe decir que el siglo anterior fue una batalla campal entre unionistas y republicanos, y teniendo en cuenta que en 1968 empezó una época de violencia, que no se resolvió hasta décadas más tarde mediante esa compartición de poder gubernamental entre católicos y protestantes y mediante la firma del Acuerdo de Viernes Santo del 98. Estos años fueron llamados ‘El conflicto’ (‘The Troubles’). El enfrentamiento en el que ambos bandos recurrieron a las armas en vez de al diálogo.
Actualmente los habitantes del norte se dividen entre los que quieren seguir con Reino Unido y los que quieren que Irlanda sea un todo.
En el reparto también se incluye a Toby Stephens como Tony Blair y a Freddie Highmore como conductor del coche encargado que esos dos se reconcilien y firmen de una vez el acuerdo de paz, mientras por el pinganillo recibe instrucciones del director del MI5 (al que da vida John Hurt). Esto ya es suficiente para crear un halo de suspense con un clima de intimidad que casi se puede masticar. El espectador sabe que el tiempo juega en contra, que si el coche no llega al aeropuerto o el avión se pira antes de tiempo el pacto de va al garete. Eso sí, si quieren saber qué pasó después con Ian Paisley y Martin McGuinness, no se pierdan los créditos finales. Van a alucinar rato largo.
Una peli para los que adoran el cine que tiene algo que decir: enérgica, teatral, ardua y de primera categoría.
4/5
★★★★★
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tráilerImágenes: IMDB, Variety
Fuentes: IMDB, Filmaffinity