“Abuelos al poder”, como falta de comunicación generacional

Se va a armar. Es la primera impresión que tuve cuándo vi la película.  Pero claro, si no se arma, no hay película. Con lo divertidos que son los conflictos generacionales: padres que educan a sus hijos con métodos psicológicos del siglo XXI, abuelos que prefieren darles un buen guantazo, hijos que no quieren que sus padres se queden solos con los nietos, nietos que no soportan a los abuelos, abuelos que tienen un chasco por ser segundones… un lío, vamos.  Pero eso sí, un lío entretenido. Divertido, a ratos.  

Cómo protagonista tenemos a Artie Decker, interpretado por el maravilloso Billy Crystal (Una terapia peligrosa (1999), Cuándo Harry encontró a Sally…(1989)), un comentarista de béisbol de segunda que es despedido de su trabajo.  Cuándo su mujer Diane (que da vida la guapísima Bette Midler) decide aceptar, por proposición de su hija, cuidar durante una semana a sus nietos de los que no saben nada desde hace 10 años, los dos abuelos lo ven cómo una nueva oportunidad.

La película, dirigida por Andy Fickman ( La montaña embrujada (2009), Papá por sorpresa (2007))  pretende ser una crítica sobre los modelos de educación actuales, que acaba desembocando en una “comedia” , que según los críticos de cine “contiene gags sin chispa”. Cómo colores, todo depende del gusto, y sin menospreciar las situaciones de “divertimento” la película consigue sacar al espectador unas cuantas carcajadas, gracias a las gamberradas de los críos. Los que sean abuelos, se sentirán identificados. Y los hijos, puede que también.

No es una gran película, no os esperéis gran cosa.  Ya sabéis lo que vais a ver, una comedia familiar de domingo por la tarde, una crítica a la falta de comunicación generacional, si el espectador quiere leer entre líneas.  Nada más.  Cuidado con atragantaros con las palomitas. 

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