“Yo creo que es un libro que no puede no gustar”

Àngel Llàcer presenta  Parece difícil, ¡pero no lo es! en la ciudad de Barcelona

Pese a que llegamos media hora antes, todas las sillas ya estaban ocupadas. Las de delante, con un rótulo que ponía “reservado” estaban vacías, mientras que la gente, se amontonaba al final de la sala, a ambos lados de ésta y en la planta superior de la Casa del Libro de Passeig de Gràcia un martes 20 para poder ver a Àngel Llàcer.

Puntualidad extrema; se presentó a las 19:30 en punto, ni un minuto más ni un minuto menos. La sala estaba a rebosar de gente, que sentados en las escaleras esperaban que empezase el “show”. No iban mal encaminados. Llàcer salió de una sala contigua por tal de no tener que cruzar las más de cien personas que estaban esperando. Acompañado  del actor Santiago Segura, del pianista Manu Guix y de un representante de la Editorial Alienta que explicó que “este libro está escrito desde la honradez”, ya que “Llàcer dice lo que le ha ido bien, pero resumido en unas máximas”.

Segura dejó su granito de arena al comentario aportando que “es un libro para conocernos a nosotros mismos, si se da el hecho que Àngel Llàcer te importe una mierda”. Entonces el autor, emulando el famoso programa de televisión Tu cara me suena, del que es jurado le puso un siete. Segura prosiguió comentando que “sería contraproducente que hubiese venido a la presentación si no le gustase el libro. Los capítulos son cortitos, lo que es bueno para la gente como yo que con más de 140 caracteres se desestabilizan. Es un libro de autoayuda”.

El actor de Torrente resumió su intervención afirmando que “es un libro que se vende para Navidad y que después se olvida. Los libros son cómo los melones: hasta que no los abres no sabes que hay dentro. De todas formas, gracias por adquirir y regalar éste libro a otras personas, más que a vosotros mismos, que ya veo por vuestras caras, que no lo necesitáis”. Y siguiendo la trayectoria del programa de televisión dónde imitó a PYS, autor de Gangnam Style, siguió la presentación en “coreano”.

Llàcer que tomó la palabra poco después explica que le hubiese gustado ser Júlia Roberts en la peli de Richard Gere “dije que sí a escribir un libro a principios de agosto y me pidieron que lo terminase en septiembre. El tema del libro seria sobre cómo mejorar y ayudar a otras personas”. “Yo tampoco soy nadie para adoctrinar a la gente. Empecé a escribir… y en la intimidad salen muchas cosas que normalmente no salen. Yo creo que es un libro que no puede no gustar, porqué cuándo alguien es claro, se agradece. Es un libro que se ha de leer en grupo, lo digo para vender más. Cada capítulo lleva a reflexionar sobre un tema determinado. Es un libro de verdad, igual que las personas. Me di cuenta que realmente lo escribía con amor, y me gustaría que se vendiese para compartir.”

En referencia a la estructura del libro, dijo que “no sé si os ayudará más o menos pero invita a la reflexión”. Llàcer confesó que lleva gafas a la televisión como protección para parecer más serio y para diferenciarse de aquella persona que chilla en los shows, con él mismo, que no lo es tanto.

Una vez finalizado el discurso, y después de un breve diálogo entre el autor del libro y Segura sobre un capítulo de éste titulado “Los enemigos” del que se habla de su “archienemigo” el actor invitado comentó que “se hablaba de su enemigo, pero que no es Risto Mejide” a lo que Llàcer replicó literalmente que “no, yo sólo hablo de cosas que me interesan”. Cuándo el público pensaba que había llegado al clímax de la presentación el surrealismo se apoderó cuándo el autor, empezó a cantar “L’oncle Tomàs” sin venir a cuento. La sala lo imitó, incluyendo los gestos y el ambiente se sumió en una sensación de clase de parvulario colectiva.

Pasado el espectáculo dantesco, leyó un cuento del libro alegando que “el libro no es así, pero escribí un cuento que a mí me gusta. Quería representar aquella sensación de cuándo uno es pequeño y le explican una historia, de que alguien estaba allí sólo para hacerte feliz.” Del cuento, titulado “El príncipe y los espejos”  se puede destacar una moraleja de aspecto narcisista.

Acabado el relato, de repente, Llàcer se puso a cantar Ne me quitte pas, una famosa canción popular francesa original de Jaques Brel, que habla sobre la cobardía de los hombres ante la mirada atónita del público.

Después del turno de preguntas, del cual el propio autor no tenía ni idea, se dio por zanjado, después de 40 minutos, la “presentación” del libro que “no puede no gustar”.

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