Un Dios Salvaje

¿Cómo reaccionaría si a su hijo le hubiese roto dos dientes otro niño? Basándose en este argumento, la película homónima basada en la obra teatral de Yasmina Reza, que en el film ejerce de coguionista junto a Roman Polanski (que también dirige), explora la tontería y la mezquindad humana.
Dos niños se pelean en un parque y uno de ellos acaba con dos dientes menos. Los padres de la “víctima” invitan a los del “agresor” a su casa para resolver el conflicto de forma “civilizada”. La charla, que en un principio es cortés desemboca en un montón de trapos sucios, de perjuicios, de recriminaciones que acaban teniendo un punto de absurdidad cómica e delirante.

Con un reparto de lujo cómo Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz, John C. Relly, es de esas películas que valen la pena ver por sí solas. Sólo un escenario principal (la casa, en la que Polanski aprovecha para encarcelar a los personajes en su propia consciencia) y cuatro maravillosos actores interpretando durante hora y veinte a personas de clase alta cuyos principios morales son pura fachada. Desmoronándose fácilmente en cuanto les tocan un móvil, un hámster, unos tulipanes o un libro de arte.
Polanski que escribió el guión mientras estaba en la cárcel, explora los límites salvajes y egoístas del ser humano acompañada por la maravillosa música de Alexander Desplat.
Otro tema a tener en cuenta es la forma en que la película está filmada, una sencilla composición acompañada de una buena fotografía y montaje. Cada plano, y cada movimiento de cámara están planificados al milímetro. Lo mejor? El plano final. Porqué al fin y al cabo todos somos “dioses salvajes” con diferentes máscaras.

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